En fabuloso tándem con Bill Slobodian en el guión, Vincent construye una historia atractiva y con ritmo y la decora con localizaciones selectas. Las Vegas, Washington, Nueva York, Los Ángeles, Munich, Roma, París, Londres... la pareja protagonista visita todas estas ciudades y nos ofrece una selecta ruta turística mientras busca a sus víctimas. Y Vincent lo rueda todo con delicadeza y con la presteza de un profesional. Porque ante todo, lo que hacía Vincent era cine y el sexo, aunque muy presente, básico y bien rodado, era sólo un fabuloso ingrediente más que hacía el relato mucho mejor.
La estupenda Kelly Nichols es la protagonista absoluta del filme, y realiza una fantástica actuación a nivel tanto interpretativo como sexual para tratarse de uno de sus primeros papeles en el cine X (antes había hecho sus pinitos en cine convencional y había sido doble de Jessica Lange en las escenas de desnudo de "King Kong"). Interpreta de manera convincente a una mujer decidida, segura de sí misma, pero frágil sentimentalmente, que encuentra en este periplo la aventura de su vida.
Kelly Nichols es la más presente en la parte sexual con siete de las 11 escenas. Las más destacadas son, quizá, la que comparte con un pintor francés tras seducirlo a él (y a nosotros) con sus mejores artes eróticas. Y por curiosa y divertida a la par que sensual, la mamada que le hace a un presentador de informativos mientras está trabajando.
Junto a las escenas de Nichols, encontramos a Randy West compartiendo fluidos con Kandi Barbour en exteriores y con Merle Michaels y Samantha Fox en un burdel, esta última, una de las mejores escenas de la película. Y en la fantástica fiesta de la piscina, tenemos a otras dos parejas pasándolo bien, una en una barca hinchable en la piscina, otra en una tumbona sobre el césped. Son escenas cortas, bien rodadas y con mucho goce por parte de los participantes.
Hay que destacar también la presencia de Gloria Leonard, sin escenas de sexo, pero fantástica a su 40 años; la genial banda sonora que acompaña a los protagonistas en sus viajes; y la gran cantidad escenas de exteriores, que le dan un punto extra a la producción.
"Bon Appétit" constituye así un buen ejemplo del cine X clásico y de eso que le falta a gran parte del porno argumental actual: la frescura de un cine liberal que sabía llegar a la gente.
Lo mejor: La frescura del cine clásico
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