Friday, March 30, 2012

Cabaret Desire (Erika Lust, 2011)


Lust Films me facilitó hace unos meses una copia digital de su última producción, 'Cabaret Desire', y me puse ante ella, un tiempo después, con algunos prejuicios y cierta decepción al ver que Erika Lust repetía fórmula. Su filmografía consta de un pseudo documental-experimental-masturbatorio y de un buen puñado de cortometrajes, la mayor parte reunidos en 'Cinco historias para ellas' y 'Life, love, lust'. Los prejuicios con su cine se me diluyeron bastante con 'Cinco historias...', pero me decepcionó que su siguiente trabajo también fuera una compilación de cortometrajes, que no se atreviera a (o no quisiera) hacer un largometraje manteniendo su visión del porno. En 'Cabaret Desire', Lust ha decidido obviar mi anhelo (y el de muchos que admiran su trabajo) y también cuenta varias historias independientes. Pese a todo, cinematográficamente, estamos ante el mejor trabajo de la cineasta sueca.


Y es que Lust ha dado un paso más allá y ha convertido cuatro cortometrajes en un vignette dándoles un sentido narrativo. Y es que las cuatro historias que nos cuenta son relatos narrados en el prostíbulo poético, un lugar con encanto, cabaretero y algo retro, al que la gente acude a pasar una velada escuchando historias eróticas regadas con copas y espectáculo musical. Se trata de un lugar real, de una iniciativa itinerante abierta al público, y los narradores de las historias son los verdaderos poetas del lugar.


Ayudada, en gran manera, por el propio ambiente del prostíbulo poético, las secuencias rodadas allí entre historia e historia funcionan realmente bien como enlace entre los cortometrajes y como propio espectáculo contemplativo y de entretenimiento, ya que presenciamos desde un genial pole dance masculino hasta una deliciosa actuación del conjunto Cava Cabaret. Y entre todo ello, los interesantes narradores se acercan a los clientes y les cuentan cuatro sugestivas historias.

  
Tenemos a una camarera que mantiene un idilio simultáneo con un hombre y una mujer, una ladrona con inquietudes artísticas enfundada en látex, una chica que recibe un misterioso regalo de cumpleaños y una cita plagada de nervios y recuerdos del pasado. Cuatro historias bien escritas e impecablemente rodadas (y con la adecuada banda sonora) unificadas con una técnica muy antigua en el cine X, la reunión de personajes que cuentan sus historias eróticas.

  
El mejor de los cortometrajes de 'Cabaret Desire' es el segundo. Una escultural Lady Diamond se enfunda un traje de látex y entra a robar a una casa. Allí, drogará y jugará sexualmente con el inquilino, que pasará del pavor a la excitación entre instrumentos afilados y breves muestras de carne entre látex negro. No sólo está bien rodada la parte narrativa, sino que el sexo se funde a la perfección con la historia, es interesante, morbosa y diferente, y su carga sensual/sexual (pese a ser el corto con una planificación menos explícita) es de lo más acertado que ha salido de la mente de Lust, siendo este cortometraje su mejor trabajo hasta la fecha.

  
Las otras historias, pese a funcionar bien, tienen un tono distinto y se quedan a otro nivel, recordando más a anteriores trabajos de Lust. Una encantadora Sofia Prada (que canta muy bien) nos deleita con su diatriba entre un amante masculino o una femenina, apostando ella por no cerrarse puertas y disfrutar de ambos. La vemos retozando en un montaje paralelo con Toni Fontana y Saskia Condal (con strap-on incluido), todo con un tono costumbrista que recupera en el último corto.

  
En el corto final (que resulta el más flojo), Samia Duarte y Didac Duran tienen una cita un año después de vivir un intenso idilio. De camino a la accidentada cita, se nos presenta aquella historia de amor y sexo y las dudas que surgen en cada uno de los amantes. Completa la cinta la historia de Liandra Dahl (un interesante descubrimiento), cuyos amigos le regalan por su treinta cumpleaños una misteriosa aventura sexual con un chico rubio llamado Matisse, con el que tiene una sesión de sexo entre sábanas blancas en un loft casi vacío.


Sexualmente, Lust se niega a alejarse de la línea que separa lo erótico y lo pornográfico y, pese a los planos explícitos y el sexo real entre los performers, deja con hambre visual de sexo a los espectadores, como ya le pasó en 'Life, love, lust'. 'Cinco historias para ellas' no tenía ese handicap y quizá por eso es el más exitoso de sus trabajos, aunando su buen hacer como narradora y directora con la sed de sexo explícito del espectador de cine X. Sin embargo, yo sólo le pido una cosa: que arriesgue con el largometraje sin perder su esencia para confirmarse como cineasta.

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