Marc Dorcel está totalmente dispuesta a hacerle sombra en Europa a Private y para ello se esfuerza al máximo en cada película y lanza, regularmente, grandes producciones con todas las características necesarias para triunfar a uno y otro lado del charco. En esta ocasión, la productora francesa ha dejado en manos de Moire Candy una de sus mayores producciones, "Ritual", la historia de una mujer que vive con la maldición de ser un vampiro inmortal. Rodada en 2006 pero estrenada a finales del año pasado, la increíble Melissa Lauren es la protagonista absoluta de la historia y, junto a ella, encontramos un fantástico reparto con Claudia Rossi, Regina Ice, Keana Moire, Tarra White y Natalie di Angelo, entre otros.
Cecile (Melissa Lauren) fue convertida en vampiro a principios del siglo XVI. Quinientos años después convive todavía con la maldición de ser una criatura inmortal, viendo morir a todo el que le importa y siendo condenada a la soledad. Las viejas historias de estacas, ajo y luz solar son sólo cuentos que no funcionan, pero no está dispuesta a vagar eternamente por el mundo sin alma.
Cecile (Melissa Lauren) fue convertida en vampiro a principios del siglo XVI. Quinientos años después convive todavía con la maldición de ser una criatura inmortal, viendo morir a todo el que le importa y siendo condenada a la soledad. Las viejas historias de estacas, ajo y luz solar son sólo cuentos que no funcionan, pero no está dispuesta a vagar eternamente por el mundo sin alma.
Si lo que hace una buena película X es una buena historia bien desarrollada, una producción cuidada, atractivos performers que además sepan actuar, buena combinación entre sexo y argumento y un alto nivel en las escenas sexuales, "Ritual" podría ser un excelente ejemplo del buen cine X. Rodada en inglés en localizaciones de lujo en Praga e Ibiza, y con un gran trabajo en la realización, fotografía y dirección de arte, vestuario y escenografía, la historia fluye a buen ritmo mediante la narración comedida de la propia Cecile y la correcta combinación de desarrollo de la trama y escenas sexuales. Dorcel se supera de nuevo y nos ofrece un buen filme de vampiros alejado de la aproximación a este género que acostumbra a hacer el porno.
Se trata de una película pausada sin grandes alardes de acción vampírica. Y ese es uno de los pocos reproches que se le puede sacar a la película, pese a que Moire acierte con el tono del filme. Sin traicionar el estilo que el equipo ha querido dar a la película (más cercano al estilo contemplativo de "Entrevista con el vampiro" que al cine vampírico de acción), se debería haber incluido algo más de sangre al filme. Un poco de acción vampírica, una pequeña orgía de sangre (protagonizada, por ejemplo, por el personaje de Lee) que hubiera aportado al filme un extra de fuerza y calidad. Aún así, es de agradecer que se acerquen al cine de vampiros, más de una vez visitado por el porno, sin caer en clichés de acción mil veces vistos en el cine para adultos y en el convencional.
Pese al gran cuidado de la producción cinematográfica, los franceses han dado también gran relevancia al sexo con ocho escenas sexuales de gran calidad. La película empieza fuerte en este campo con una tremenda orgía en una suntuosa mansión. Melissa Lauren, Regina Ice, Julie Silver, Simona Style, Zoe Trope y Verónica da Souza comparten escena en esta orgía con Ian Scott, Thomas Kyka, Martín Schneider y Olivier Sánchez. Todos los instantes de esta escena son fantásticos y destacan las intervenciones de Regina Ice y la propia Melissa, con sendas dobles penetraciones y mucha pasión.
En la siguiente, Melissa se presta a una escena mucho más comedida y romántica junto a Shaun. No mucho después nos llega la segunda orgía de la película. Ambientada en la actualidad en una fiesta inundada de música electrónica y luces estroboscópicas de colores, Keana Moire, Tarra White, Natalie di Angelo, Lewis Wayne y Lee conforman una gran escena de ritmo acelerado y repleta de morbo. Después tenemos a otra pareja, Jennifer Love y Leny Ewil, que vuelve a dar el contrapunto a una gran orgía.
Más tarde, a bordo de un gran yate, llegan dos escenas sexuales simultáneas. Por un lado Sara Twain, Vanesa May, y Martín Gun se montan un buen trío en proa y, mientras tanto, Eufrat y Michelle disfrutan de sus cuerpos en la popa mientras el resto de chicas disfrutan de la fiesta como si nada. En el apartamento de Cecile, y siendo la escena menos justificada de la película, encontramos a la deliciosa Claudia Rossi disfrutando de una buena sesión con Neeo, en la que Rossi, de cuero, nos regala el morbo al que nos tiene acostumbrados. La última escena sexual de la película la protagoniza la protagonista, Melissa Lauren, junto a Gina, en un lésbico que combina la delicadeza y el romanticismo, con momentos más guarros con Gina hurgando en la coño de Lauren.
Los actores y actrices de la película cumplen también con en el apartado interpretativo. Los papeles más importantes los ostentan Melissa Lauren, Lee y Martín Gun y sobre todo los dos primeros consiguen hacer creíbles sus papeles y crear empatía. Se trata de papeles con más posibilidades de las otorgadas por el guionista. Lee debería haber tenido una subtrama relacionada, con la que su papel y la película se hubieran visto enriquecidas además de dar la oportunidad de crear la situación para otra escena sexual y alguna que otra secuencia de acción.
En conclusión, Moire Candy y el equipo de Marc Dorcel traen una buena película, realmente bien hecha y que da una lección tanto a los europeos como a los americanos, mostrando que se el sexo duro y el cine cuidado y profesional no tienen por que estar reñidos pudiendo aunar a todo tipo de públicos. Dorcel apunta alto y cada vez más, como demuestra en la gran producción que siguió a esta, "Casino: No Limits", la siguiente crítica de Dorcel que os ofreceré.
Lo mejor: Melissa Lauren, la producción y la buena combinación y cuidado de sexo y argumento
Lo peor: que entre tanta orgía sexual no hayan incluido, al menos, una buena orgía de sangre
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