Sophie Evans está detrás de un capo del narcotráfico, Don Malone. Malone se está haciendo con toda la zona, eliminando a los traficantes de fuera de su organización. Sophie está cerca de capturar al capo, pero desconoce que su novio, Ramón Nomar, trabaja para él.
Con un estilo muy similar al de Private tanto en la filmación de las escenas argumentales como en las sexuales, Candiano nos intenta contar una historia de acción y pasión; pero fracasa en el intento debido a un mal guión. Aunque la historia tenía posibilidades y no se escatimó en medios, el poco desarrollo de la trama en un guión pobre y con gran parte de las escenas como relleno para cumplir con los 81 minutos de duración, convierten a “Down Ward” en un entretenimiento insatisfactorio para los ojos curtidos en el porno argumental.
Asimismo, el montaje es irregular y muy flojo (debido también al guión, sólo se puede montar lo que se rueda) y, por tanto, el ritmo del filme es lento y pesado. Se echan en falta ciertas elipsis narrativas, como, por ejemplo, en la secuencia en que Evans sigue con su coche a Malone; otro estilo que sustituya a los carteles de situación, que ralentizan el ritmo, y también la supresión de ciertas escenas de relleno, como la que nos muestra a Nomar enseñando a Mayo y Montenegro como deben hacer paracaidismo, que sólo sirve de tediosa introducción a una escena sexual.
Así, la historia del filme se puede resumir en pocos minutos y se hacen demasiado evidentes las escenas de relleno y el poco desarrollo de la trama, que empobrece la gran producción de Media Partners. Además, la película peca de otra de las características de Private, el “to be continued”, una tendencia a dividir las historias en varios filmes que dejan, al hacerlo de forma errónea, insatisfactorios a cada uno de los filmes, incompletos y fallidos.
Dejando aparte estas carencias, hay que remarcar la espectacular secuencia paracaidística que abre el filme, la escena de la ducha de la fantástica Sophie Evans mientras está sola (que aunque no cumple su propósito argumental, es bella y bien editada), la idea de iniciar el filme con un informativo como preludio, la muy bien elegida música que da ritmo a las secuencias y el buen reparto del filme.
El sexo, obviamente, es el punto fuerte de la película. Son cinco las escenas sexuales del filme: cuatro tríos (dos de ellos violaciones muy poco creibles) y una pareja. Todas las escenas están muy bien rodadas y rebosan pasión, siendo, así, determinante, el gusto del espectador con respecto a actores y actrices para elegir la mejor. En mi opinión, las mejores escenas son el trío que protagoniza Salma de Nora, la escena de Evans con Nomar (aunque esta tiene menos pasión que anterior) y el trío de Malone con Claudia Ferrari y Victoria Swinger. Sin embargo, tampoco tienen desperdicio el trío que protagoniza Susie Carina ni el de Nomar con Anastasia Mayo y Dunia Montenegro.
En cuanto a la interpretación, nada muy remarcarble. Roberto Malone es probablemente el mejor del reparto en este aspecto, pero la pobreza de los personajes no les deja a ninguno mucho margen para lucirse.
En conclusión, un filme fallido en la parte argumental con una historia poco desarrollada que sólo le sirve a Candiano para realizar cinco escenas de buen sexo bien adornadas. Esta sensación es la que me hace acercarme más al porno estadounidense que al español, tras otros fracasos similares con el cine español como “Private Chateau 1”, de Conrad Son, con la fantástica Silvia Saint, o “616 DF”, una ignominia de la supuesta renovadora del porno nacional Sandra V. Tampoco funcionó par a mí "Faust" de J.M. Ponce que, aunque no puedo decir que no esté bien, al quedarse a medio camino entre el feature y el vignette dejaba una extraña sensación.
Sin embargo, aún no he perdido la esperanza. Tengo dos películas pendientes: “The Gift” y “Mundo Perro”. Producidas por Thagson y dirigidas por Roberto Valtueña, prometen ser lo que el porno argumental español necesitaba: talento cinematográfico y la conciencia de estar haciendo cine porno en un producto que reuna las dos palabras en su resultado final: buen sexo y buen cine, algo que, por desgracia, no es “Down Ward”.
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